Claudia Sheinbaum, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, anunció que, como una medida más para salvaguardar la salud de los habitantes de la ciudad, todos los puestos de comida callejera tendrán que incluir nuevos etiquetados, de modo que los consumidores puedan estar preparados para poder elegir las mejores opciones para su dieta.
“Les voy a poner un ejemplo”, dijo Sheinbaum. “Cuando pidan sus taquitos de suadero, así con hartita cebolla y salsita, el taquero les tendrá que poner a cada uno una etiqueta que diga que es alto en grasas saturadas. Si se compran unos churros —de los que se comen, aclaro—, deberán llevar su etiquetita de alto en azucares”.
Este reportero, intrigado por esta nueva política de salud pública, se lanzó a las calles para entrevistar a algunos expertos en este medio, como don Pacheco el taquero y doña Pachita, la que nos vende los tamales. Las respuestas fueron sorprendentes.
“Hasta me conviene, pues las nuevas etiquetas me van a servir para envolver los taquitos”, dijo don Pacheco, quien cada vez hace más pequeños sus tacos.
“Yo ni tendré que ponerles etiquetas, porque con la crisis ya ni les echo manteca a mis tamales, nomás aceite de carro”, dijo la Pachita, ante el gesto de horror de este servidor.