La Secretaría de Salud aprobó el consumo de carne de rata para la población mexicana

Debido a la cada vez más persistente crisis económica, la Secretaría de Salud decidió permitir el consumo de proteínas alternativas, dado que los precios de la carne de res, de cerdo, pollo y el pescado están por las nubes.

Los nuevos lineamientos permitirán la existencia de opciones más económicas, así como la creación de nuevas fuentes de empleo y nuevos oficios. Ahora no sólo habrá en los mercados carniceros, polleros y pescaderos, sino también vendedores de insectos, tales como las cucarachas, e incluso de carne de rata.

“¡Dios nos ampare! ¡Nooo…!”, gritó Chonita, la recepcionista de las oficinas de El Dizque mientras veía su telenovela. “¡Dile que no a esa méndiga, Rafael Alejandro!”.

Cuando Chonita dejó de sollozar, pude seguir con la redacción de este texto.

La titular de la Secretaría de Salud, Mercedes Juan López, dio a conocer la lista de alimentos que pasarán a formar parte de la dieta diaria de millones de mexicanos.

“Yo no sé por qué le hacen el feo a las cucarachas, si son riquísimas… me han contado”, afirmó.

Otro de los productos que se podrá comercializar para fines de alimentación es la llanta de auto.

“Por el momento sólo permitiremos el auto familiar urbano —dijo la funcionaria—. Se están haciendo estudios con las llantas de microbuses. El problema es que las llantas de microbuses tienen una mayor cantidad de residuos de cadáveres humanos”.

A decir de la secretaria, las llantas podrán prepararse en bisteces, pero por su dureza recomienda usarlas para caldos: “El consomé de llanta con calabacitas es riquísimo… me han contado”.

En cuanto a la carne de rata, la doctora Juan López dio a conocer que su legalización significará solamente que los vendedores de este producto salgan de la clandestinidad: “Por años los habitantes de México han comido carne de rata, pero sin saberlo. Por lo regular puede degustarse este manjar en los puestos de taquitos de 5 x 10 de las zonas de Tacuba y Tacubaya”.

Este reportero, que acababa de comer en uno de esos puestos, lanzó la pregunta:

— ¿Ustedes lo sabían? ¿Y por qué no hicieron nada para impedirlo cuando era ilegal la carne de rata?

— Sí, era ilegal la carne de rata, pero también es riquísima… me han contado.

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