Desde Tlaxcala, el alcalde Covarrubias se defiende

Como ha trascendido en varios medios y en las redes sociales, el ilustre alcalde de San Damián Texoloc, Tlaxcala, Miguel Ángel Covarrubias, andaba de vacaciones en Los Cabos –o mejor dicho en una comisión para estrechar los lazos con tan bonito centro turístico y hermanar a San Damián con toda Baja California Sur—el pasado domingo 7 de diciembre, y mientras circulaba en su limusina particular, que diga, en un taxi colectivo (no vayan a decir que anda derrochando el presupuesto del municipio, como otros) le llegó la urgencia de tener que vaciar la vejiga. Sí, hombre, eso que nos pasa a todos los seres humanos cuando acumulamos de manera indecorosa bebidas con graduación alcohólica. Vamos, pues, se hizo de la chis en el taxi.

Además de las presuntas faltas a la moral que supuestamente cometió al bajarse los pantalones en la unidad y hacer sus gracias en el carro que compartía con otros tres usuarios y el chofer, este último lo llevó a la delegación policiaca local para denunciarlo.

El pobre e incomprendido Miguel Ángel fue detenido por las autoridades, quienes lo torturaron llevándolo con el médico legista, quien detectó que sí andaba pedernal en segundo grado, es decir más que “el hombre más interesante del mundo”, pero menos que el Changoleón.

La cosa no pasó a más. Claro, sólo el mal juicio que hacen las redes sociales y los medios arbitrarios con gente distinguida cuando pasan estos incidentes.

Así que, como es mi costumbre, me di a la tarea de conseguir en exclusiva una entrevista con el Presidente Municipal, quien salió de la custodia tutelar:

— Alcalde Covarrubias, soy Carlos Clorets de Bola. ¿Me podría decir qué fue lo que pasó?

— ¡Carlitooos! Hola, ¿comostásh? No pashó nariz pa’l chato… Sólo que en Losh Cabosh hay mucha gente medio perchinada. Ni aguantan nada, deberían de aprender a todos mishs paichanos de San Damián, ¡hic! Allá sí te puedes orinar dondi ti agarren las ganash… ¡Ni aguantan nada!

— Ah, o sea que según usted es un problema de cultura por parte del taxista y las autoridades de Baja California Sur.

— Algo así, ¡hic!

— Pero, ¿a poco en San Damián permiten que los hombres hagan de sus necesidades delante de las mujeres?

— Posh no, pero posh estaba en medio di otros dos en el carro; no tenía ni pa’onde hacerme, y posh me hice.

— ¿Pero por qué se puso prepotente con las autoridades si sólo estaban haciendo su trabajo?

— ¡N’ombre! ¿Cuál? Sí los prepooootentes fueron ellos. Si querían que les diera más de mil pesos de mordida. Esas cosas, en San Damián, se arreeeglan con uno de a veinte. Me querían ver cara de turista, ¡hic!

— Según las redes sociales usted ya está a la altura de figuras tan célebres de nuestro país como el Canaca, el Fua o el Dios Eolo.

— Yo les dije a mis conciudaaaadanoos… Que cuando me eligieran iba a poner a San Damián en el mapa… ¡Y ya todosh hablan de mi digníiiisimo pueblo! ¡De aquí a la gubernatura! ¡Salud!

Agua de Tlaxcala
Aguardiente de Tlaxcala.

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